Septiembre 04 2015

No quiero saber la historia de su cicatriz, yo tampoco le contare la historia de las mías.

Sean o no una vil trampa de la vida, esta no contenta con hacernos desgraciados viviendo el momento, nos lo clava eternamente en la piel ...

Si usted me conociera en persona quizás no notaria tal desgracia. De todas formas, no me cuesta tanto, como creo a usted si, ocultarlas.

 

 

Se lo desafiante que es la paciencia y lo arrepentida que se siente de despertar en la mañana , quizás también la han llenado de sermones como "la belleza no lo es todo”, “lo importante es lo que llevas en la cabeza" , o la peor "Pero, eres una gran persona" , y puede que sea cierto , pero ambas sabemos que más allá de cumplir con un estereotipo , solo ansiamos la paz con nosotros mismos , que no sea tan tortuoso percibir el propio reflejo hasta en ventanas por las calles , que las actividades comunes donde normalmente se exhiben los dones , no se perciba fascinante la idea de una muerte repentina , que el silencio sea silencio y no el bullicio de las ideas y que la soledad sea solo soledad y no el encuentro con sus errores.

Le propongo que el día en que nos encontremos no platiquemos sobre este tema, aun así, no evitare verle la hendidura, por el contrario, voy a recorrer sobre cada uno de sus detalles, leeré cada historia que deba contarme y entonces al igual que el hizo con usted y le desnudo la vergüenza, espero que en una placida tarde nos olvidemos de escondernos y solo seamos. 

Venga con él, yo también iré con alguien, porque también tuve la suerte de encontrar a alguien quien ama y comprende el gélido e incomprendido placer de odiarse ... sí, placer, porque debemos aceptar que al poseer la plena conciencia de lo horrible y vil que somos, nada afuera tendrá el poder de dañarnos tanto como nosotros mismos.

Con esta corta carta espero, primero conocernos, ya que me urge verla y segundo, transmitirle y desearle un tanto de paz para que permanezcan juntos y al amarla y usted amarlo, puedan como yo, experimentar un poco de este otro exótico placer ... el "amor propio".