Un jueves de sol.
Son
5:03 minutos, según el desorientado reloj que me sirve de compañía mientras
amenizo la ruidosa y desagradable soledad... Que desesperante es ser partícipe
de conversaciones vacías, absurdas, llenas de tonterías... De esas en las que
tarde o temprano hacemos parte.
5:08, el tiempo jamás
se detiene. y las ansias de verle me comen las medias...
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