La muerte y sus parafernalias
Recuerdo
acostarme con la esperanza pura de no despertar más...
La conoces, ¿no?
Bueno, si no, eres de los que tienen suerte...
Apretaba mis ojos
suplicando, sin temor alguno y con algo de severidad, llevarme muy lejos.
Prometí hace más
tiempo, no lastimarme más, así que la ansiedad en esos casos es aún más
insoportable... Los daños menos "fuertes" van desde rasguños a
pequeños golpes... Mi yo del antes me hubiese dicho, "Que cobarde"...
alrededor de dos
horas pase con la mirada fija en ese negro terror de los cuartos atestados de
caos, los pies inquietos y las lágrimas acumulándose en mi cuello... Al cabo
logre hacer las paces con mi cansada cabeza, y no recuerdo cómo, pero,
¡dormí!...
espacio,
pero sin sol, sin estrellas, sin constelaciones, sin moléculas... Nada... No
sentía el peso de mi vida, no sentía la gravedad, no me dolía el cuerpo por qué
no lo llevaba conmigo, no había medidas, decepciones, lagrimas o dolor... Lo
único que me acompañaba era una voz sin género que realmente nunca escuché,
solo sentí...Me pregunta. ¿Quieres morir? Le digo inmediatamente: Si
Entonces, lo poco
que estaba "sintiendo" como no sentir peso, no sentir mi cuerpo, no
sentir ¡la vida! Paso a perder la sensibilidad total... Como sticker, la voz
desprendía mi alma, y la angustia de esto no es en sí mismo el dolor, es la
sorpresa de no sentirlo... de no sentir nada…
"La sensación" duro para mi cuatro segundos, y tarde solo eso, cuatro, cuatro putos segundos en dar por hecho, luego de años, que no quería morir realmente.
Real o no... No lo se,
pero funciono mas que cualquier aburrida terapia.
me gustó el escrito
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