La vida antes, durante y después de una sonrisa


La vida se detuvo...
y una sonrisa después, volvió a iniciar ...





Baje del bus inundada de ansiedad. me temblaban las alas rotas, 

me pregunté tres veces ¿Es correcto? y tres veces me recordé que no tengo estándares de moralidad para juzgar lo que es "correcto" o no, 

si quiera para diferenciarlo... 

Y que al final termino persiguiendo mi corazón como un niño a las burbujas de jabón en un domingo de sol... 

Soy impulsiva,
pero no lo suficiente para aventarme a sus labios sin escarbar primero sus ojos hasta llegar a la idea de su alma...
nunca tengo un plan a seguir,
pero si ensayo en el espejo mis posibles respuestas para saber de qué manera mis ojos pueden conquistarle el aliento...
no soy tan persuasiva cuando me deslumbran, porque toda la picardía que pensaba tener a mi favor, se derrite por los cordones de mis zapatos...





quizás la mejor sensación de esperar algo, es obtener más de lo pensado... 

                                               




Su gesto era reservado, se podría decir formal, o quizás solo duro,
pero a cada paso mío, ese gesto se ablandaba, parecía como si mi cercanía afectara la rigidez de sus mejillas,

aparecieron líneas a los costados de su mirada, líneas de inquietud y alegría...
sus pies danzaron entre cercanos pasos de intranquilidad...





 

la poca brisa cubrió nuestros cabellos, como el rocío a la madrugada...

empezaba a amanecer,

no había un trocito de luz naranja,

el silencio era tal que se podía oír el aleteo de las mariposas,

el gris color, el frio, la lluvia,

el nuevo día,

la noche...

 

 

 

 

 

 


su mirada se perdía por cortos segundos de la mía...

por fin, aún más cerca...

                                                                                                


una exquisita sonrisa se asomó en su rostro,
ya había esculcado su alma,
sentía viscosos los cordones,
supe que esta imagen se repetiría mil veces durante el resto de mi vida,

amaneció y el cielo se terminó de oscurecer...

 

 

me arrojé a sus brazos y en un sentido, emocionado y simple "hola" le quise expresar la alegría de verle, por fin... 

 

 

después de aquella sonrisa y con la noche a nuestros pies, supe que mi vida volvía a empezar...








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